Cuando el espiral se llena de emociones hermosas recorriendo de pies a
cabezas los huesos.
La vida te demuestra las cosas en forma cruda; te las da, te las
expone, te las tira al cuerpo. Y uno las
toma, como puede las toma.
Pueden parecer diferente según los ojos que en ese momento elijas
usar.
Y yo elegí los ojos más livianos y versátiles. Aquellos que dan, que
dejan entrar y que colman.
Pero estos ojos sabrosos contemplaron tanto y más, que aquello parecía
un deleite del paraíso!
Las melodías se mezclaban en el aire y guiaban el camino.
Encontrarse con eso…lo que uno busca. Simple, solo eso. Hablo de
abstracciones, no de hechos concretos. Permitirse volar y encontrar con el alma
ese maravilloso y anhelado estado. El estado del Ser, pleno, profundo.
Encontrarse con uno mismo, mirarse a los ojos y verse; comprender, querer, saber, sentir, escuchar…
Escuchar ese mensaje de paz, ese mensaje que dicta el corazón, a su
ritmo de candombe.
El amor que crece día a día