jueves, 21 de abril de 2016

Viaje en colectivo

                  Un día me tomé el colectivo como siempre lo hacía, iba sentada, sumida en mis pensamientos, mirando por la ventana realmente a ningún lado. De fondo, se dejaban escuchar los murmullos de la gente conversando. Mis oídos captaban palabras vagas y quizá algunas se colaban en mi mente o simplemente se perdían por ahí. En un momento, parados en el semáforo rojo, comencé a sentir un olor deslucido, que paulatinamente, se fue volviendo más y más intenso hasta convertirse en un fétido aroma, repugnante, casi insostenible. Al notarlo, enseguida lo atribuí al lugar dónde estábamos parados puesto que no era una zona precisamente limpia. Y comencé a quejarme – internamente – de la situación. La gente en la calle iba y venía sin parecer advertir el hedor. Sólo, a un par, parecía molestarnos. 
Cambia el semáforo. Luz verde. Avanzamos pero esto no disipó la fetidez, al contrario, ésta se hacía cada vez más presente. Y me di cuenta de que el olor no provenía del exterior, como pensaba, sino que provenia desde dentro del colectivo. Advertí que otros cerca mío también buscaban una respuesta a este pronunciado olor. Y pensaba en cómo podía ser que la mayoría no lo notaba. Seguían entusiasmados en sus charlas, otros en sus mundos internos.  Y todos ahí, enredados en ese ambiente áspero. Buscaba al responsable, ¿podía ser que alguien estuviera tan descompuesto?
Después de varios minutos, todo seguía igual, y comencé a darme cuenta que aquella peste no provenía de una persona. Simplemente estaba en el aire, flotando en el colectivo y sólo algunos podíamos percibirlo. Tal vez sólo nosotros queríamos notarlo, tal vez sólo nosotros inferíamos en que había “algo” llamativo y claramente negativo en el aire, depositado allí, sobre nuestras cabezas, incentivando fantasías, imágenes, y arquetipos varios que  desdibujaban, en unos, la vida y en otros, simplemente guiaban su conducta.
Atiné a enganchar una palabra perdida en el viento para tratar de comprender pero verdaderamente fueron las palabras las que se asieron a mí primero, revolcándose en mi mente y despertando la conciencia. Ellas fueron las que me informaron y sin filtro afloraron sentidos.
Bajé del colectivo con aquellas sensaciones, con miradas cómplices de los que, conmigo, observaron lo atónito de aquel episodio. Miramos y observamos – que no es lo mismo – esos olores que otros sienten con la nariz.  

 Miramos y observamos.

martes, 19 de abril de 2016

Buenas vibras

La vida es una obra de teatro decía Chaplin. El inconfundible genecillo del arte.
"Un día sin reír es un día perdido" y cuantas enseñanzas y risas nos dejó.
El niño dentro que emana a jugar de a ratos, el experto creativo, el adulto estratega, el líder, y el corazón que siente.
Podría decir que las sensaciones son variadas, extensas y caprichosas. Juegan! y se funden en placeres varios.
Sonrisas...y tanto sale de las sonrisas, porque no es sólo con la boca, es con los ojos, con las cejas, las mejillas, el estómago ¡con los pies!
La sonrisa crea un aire que no sólo ha atrapado el interior de la persona, ahora cubre todo el ambiente y lo llena de aroma feliz. Perfume de sonrisas.
Las energías se multiplican y todo se cubre de colores.
Todo al rededor comienza  a sonreír

La vida es una obra de risas.

Decir

          No paran. Mis manos, y mi mente, mi alma también. No paran acaso estuve callada tanto tiempo. Plasmo palabras y palabras en el papel. Salen sentimientos, salen expresiones, salen saberes. Digo con la boca callada. Escribo. Digo. Decir con el alma. Proferir palabras escondidas y con ganas de salir. Tal vez estaban inhibidas y retraídas. Tal vez no eran su momento. 
          Mi torrente sanguíneo no es el mismo. ¿Hay tanto para contar? ¿Hay tanto para descubrir, alguien que debe oir? ¿qué quiero que oiga? Tal vez es todo junto. Pero se siente la necesidad de expresar, de contar, de decir.
          Es una linda sensación que ya extrañaba esta de escribir, de sacar ideas y de compartir. No es que no tenía nada que decir, me estaba contando historias de cómo resolver estos acertijos que da la vida, de cómo lograr esquivar piedras. Y de vivir otras experiencias. Esta bueno el cambio, está bueno el sentir otras cosas y dejar pasar el tiempo para llenarte de nuevas ideas.
          No importa qué, basta con describir lo que pasa, de descargar esta sensación en los dedos y energía que impulsa a mover el lápiz, a escribir en el teclado.

          Decir

Causa y efecto

Causa y efecto.

Casualidad, causalidad. Si, es definitivamente causalidad porque no puedo creer que las cosas no tengan nombre. Esto tiene Nombre y Apellido y ¡con Mayúsculas! Está bien definido. Es causa del efecto que produjo mi Ser en un rincón determinado de este tiempo de edad que llevo en esta dimensión de espacio-tiempo. El aquí y el ahora. Eso, eso que tengo que atravesar. 

Muchos dirían que hay que aprender, que la vida te tiene desafíos y debes abordarlos ¿no? ok. Puedo llegar a tomar estos conceptos y analizar esto desde esa perspectiva, aunque no estoy segura de qué o por qué se debe aprender. Es complicado de explicar, y a decir verdad, es algo de lo que tendría que investigar más para hablar.

Pero me fui por las ramas de mi punto... mi causa, porque ¿mi punto? no, no es un punto, es algo a desarrollar o transitar ya que el destino lo quiso así. Y me dio un giro de vuelta y con una "patadita" me depositó allí, de donde escapé o tal vez quise escapar. Tengo la teoría de que lo que quise hacer fue cambiar. Intenté cambiar de aires para sortear este obstáculo que se me presentó en la vida, hace ya un tiempito y ya que en ese espacio y con aquellas personas, sentía que no podía resolverlo, entonces decidí el cambio. Y este cambio implicaba más tiempo y esfuerzo. Pero la vida me tenía una sorpresa que me hizo pensar, me hizo volver a aquel lugar y con aquellas personas a enfrentar el desafío, a resolver las cuestiones que tuviera y que acabarán en efectos.

Y me puse a pensar...por más de que intenté irme a resolver mis asuntos a otro lado, tuve que volver a raíz a resolverlos de alguna manera. Y allí me encontraba, en el mismo lugar que al principio. Me habían devuelto al lugar del cual hice todo por irme. 

Y ahí se desencadena el aprendizaje. Entiendo. ¿Entienden? tal vez no sepa expresarlo en palabras. Pero ahí está la moraleja, el mensaje. 

Sócrates decía que el conocimiento lo teníamos nosotros, incorporado dentro de nuestro ser, y que el maestro debía ayudar al estudiante a exteriorizarlo. ¿Quién es mi maestro en este caso? ¿Soy yo mi propia maestra? porque sí, el conocimiento está, lo sé pero..."solo sé que no se nada" y ahí estamos, jugando con las palabras, con el destino, el presente, con el pasado y a miras del futuro.

¿Cuál fue el efecto en mí para generar esa causa y que se generara así, otro efecto en mí y generara causas en todas partes para que todo volviera a estar de la misma manera? llevándome nuevamente a aquella situación misma, de la cuál quise cambiar. ¿Por qué habré tenido que volver?

Causa y efecto

Querer y sentir

Querer. Sentir.
Se siente querer. Siento querer...te. Te quiero.
Se desprende de mi suspiro una dualidad confidente.
Doble sentido puesto que te siento y te quiero. Dos. De a dos.

Mis dos ojos te entienden, te tienen y te retienen.
Te atrapan con la mirada y queda impregnada tu imagen en la retina. 
Sales y vuelves a entrar pero quedas ahí, plasmado, desde un suspiro.

Sentirte me hace sentir sensaciones diferentes,
mis labios se relamen cuando estas y cuando no estas,
mi lengua excitada juega, y caliente se mueve pasionalmente.

Tus huesos son mi sostén, me tienen el cuerpo.
Me arman y a su vez me desarman.
Mis otros labios se estremecen y gimen con tu sonar. Y mi piel...
Mi piel canta con tu tacto.

Te arden los huesos en mí. Te arden. 
Y mis manos sudorosas al tocar tu cuerpo...
Y mis manos sudorosas al tocar tu cuerpo...



domingo, 10 de abril de 2016

PERDER PARA ENCONTRAR

                   "...mi espíritu es un vagabundo que gusta de extraviarse y no puede aún tolerar en quedarse mantenido en los justos límites de la verdad..." decía Descartes. 

          Ahora bien, eso de "espíritu" te "lo dejo a tu criterio". Él andaba demostrando la existencia de deus, perfecto. Pero me permití extraer este fragmento para adaptarlo a otros pensamientos e ideas que se suscitan en mi cabeza. Por eso la aclaración de lo de "espíritu", que me suena muy específica.

          Así que retomando, voy vagando etérea y terrenalmente hacia quién sabe dónde, buscando quién sabe qué y con la incertidumbre del no saber si algún día encontraré aquella verdad que digo buscar, porque sigo vagando y vagando y vagando. O será que me gusta vagar y perderme por ahí.

          Lo cierto es que cada día me gusta más, que el camino se vuelve más delicioso y apetecible, impregnado de preguntas, a veces sin respuestas y que pican la razón, pero que tienen significado y significancia.  Me encanta perderme por ahí, porque siempre encuentro algo, sea lo que sea, y ese "algo" que encontré es parte de mí, ergo, me encontré un poco más, es decir que me conozco un poco más…  ¿por eso será que me gusta? porque al saber más de mí sé a dónde ir a perderme para encontrarme más...

          Perder para encontrar…