miércoles, 28 de mayo de 2014

Calla Atardecer


                    Calla Atardecer.

                    Y deja que vuelen, que sueñen y se desplieguen por el aire los pensamientos. Esos que están enterrados en la boca, aplastados por la lengua revoltosa. Pensamientos atrapados por palabras quejumbrosas, por palabras vanas y celosas. Palabras crujientes que desordenan pensamientos profundos y gloriosos.

                    Calla Atardecer.

                    Deja ver esos ojos claramente. Abre esa mirada tímida y sigilosa y conviértela en susurros de amor, en sonidos de alma tranquila, de seguridad plena. Imprégnala con corazón, con razón. Y que firme, vuele desmedidamente. Porque esos ojos me cuentan todo aquello que quieren ver, pero no terminan de bosquejar su historia.

                    Calla Atardecer.

                    Junta todo aquello ¡y que se arme un coro decidido! Que trasporte integridad, arrebato y júbilo. Un coro de miradas combinadas con las palabras proclamadas por sus pensamientos seguros, propios de esa mente, ahí arriba, la que dirige la batuta. Ese Director de la banda que es este cuerpo, esta alma. Y que canten fuerte, dulce y apasionadamente.

                    Calla Atardecer, pues es tu ocaso el que se lleva parte de las melodías del alba, esas melodías que comienzan con el día y llenan de vida alrededor. Melodías puras, concretas, sinceras. Calla una vez más Atardecer, y permite al Director que se conecte con el alma, para regalarle al corazón, los pensamientos más plausibles, transformándolos en voz.