jueves, 30 de junio de 2016

Felicidad

     Amigos, ¡felicidad! ¡Vibremos juntos! cuantos miedos acallé y cuantos miedos se me suman!
Los acallados están donde deben estar. Guardados en quien les da valor. Los sumados están aquí junto a mí, e irán acompañándome un tiempo hasta que logre disiparlos. Estos miedos de los que hablo son naturales, son pequeños y necesarios. Están y enseñan. Son parte.

     A veces debería lanzarme más y acompañar mi intuición, que es muy buena. Pero la persistencia de la idea, de la sensación y del sentimiento es más que todo. Se nota y en algún momento sé que aquello que quiero se ha de realizar. No hay vuelta que darle, cuando una idea verdadera surge en mí, la sostengo hasta que la llevo a cabo. Y es "gracioso" lo que dije, porque...la sostengo, es decir, la tengo para que no se vaya...la retengo. Otra vez, tengo que confiar más en mi intuición, dejar de dejar pasar el tiempo, soltar, porque así, a lo despreocupado, me saldrían bien también las cosas y me llevaría menos tiempo. Tengo buena suerte en ello además de que mis capacidades que son aptas.

     He abierto una puerta y estoy parada en el umbral, contemplando como si estuviera a punto de entrar a aquella imagen llena de colores en la que entró el cine por primera vez, cuando un huracán arrasó con la vida de Dorothy para llenarla de experiencia y sabiduría; o tal vez me sienta en los zapatos dorados de Alicia entrando al país de las maravillas.

     ¡Alegría! que ya me he subido a la nave de Odiseo para emprender un viaje de aventuras y desafíos propios de mis necesidades y curiosidades, característico de mi personalidad. ¡Qué placer!


     ¡Eureka! ¡Nenikékamen! :) 


viernes, 24 de junio de 2016

Escribir lo que pienso o pensar porque estoy escribiendo

     Ubiquémonos, o ubico-me: acá estoy, sentada en mi oficina, en el subsuelo de la calle del microcentro de esta gran ciudad. Creo que lo que suena de fondo es marcha o algún remix que alguno estará escuchando - y haciéndome escuchar - en la otra oficina. Yo en silencio (sin contar ese ruido de fondo) puesto que ya todos se fueron, al frente de los apuntes de las materias que rindo hoy y que nunca antes estudié...
Con ganas de insertar estos nuevos conocimientos en mi cabeza, con una especié de chip al estilo "Matrix". Y ya que estamos, un dispositivo para la memoria, la concentración y algún conjuro mágico para acallar esa música que suena atrás.

Estoy feliz y entusiasmada por mis decisiones. Aquellas que este año tomé y además realicé. Porque no es lo mismo decir que hacer. Decir ya es hacer algo pero debe haber una acción más para corroborar esa otra acción. Para concretarla. Porque muchas veces las enuncié y después quedaron en el olvido (o en el recuerdo). Así que hoy puedo afirmarlo. 

Tengo en la muñeca izquierda una cinta roja que me regalaron con la consigna de pedir tres deseos. Un deseo, un nudo. Y luego sellarlo con esmalte o fuego para que no se suelte. Así que tengo tres nudos de deseos en mi muñeca, que liberé al cosmos para que se realicen.
Ahora bien: nudos, liberar...estos nudos ¿están sujetos a la espera de poder liberarse? Anudándolos ¿los libero? ¿Debo cortar la cinta para que se liberen? ¿Debo usar esos nudos como un rosario para acordarme de ellos y con el pensamiento avocar su realización?
Nudos y libertad...

Estos nudos están relacionados y condicionados. En el lugar y espacios dados, me sentí en la obligación de solicitar un deseo por las condiciones en que me encontraba. A pesar de esa condición, nadie podría entrar en mi mente para ordenarme que piense algo en concreto. Además ¿quién se enteraría? ¿O me intimidan con tanta facilidad como para que influyan de tal manera en mí? Muchas preguntas pero tengo la respuesta: existiendo el condicional quise solicitar ese deseo de igual modo.  Ese deseo me llevó a pedir por el otro, que tenía que ver pero no tanto y finalmente un último deseo se suscitó en mí. 
Quisiera saber si decirlos, para liberarlos y que así, vayan al cosmos a nutrirse de la energía necesaria para retornar a sus respectivos lugares cumpliendo la necesidad solicitada. Si yo los libero, es decir, contarlos, la gente que los capte, que los reciba, aportará, seguro, un poco de su energía para hacerlos cumplir. Diciéndolo en otras palabras: crear una "cadena de oración" (La iglesia se ha hecho de conceptos importantes. Pero no quiero hablar de religiones.) No hablo de rezarle a dios, sino de evocar energías cósmicas y pasar nuestras propias energías a esos deseos.

 Sólo un deseo de los que pedí es para mí. Y lo considero medio pavote. Pero ningún sentimiento de necesidad es vano. Fue concreto pero después lo amplié. O lo traducía. Porque por ejemplo es sencillo querer un helado. La tarea es encontrar la manera de conseguirlo: conseguir el dinero, trasladarme para conseguir el helado, solicitarlo y finalmente, tener el helado (esta es una posible vía). Y yo pedí eso, sabiduría en el camino para conseguir lo que realmente quiero. El camino a transitar, el modo en que llegaría al logro del objetivo final. Y la verdad es que va bien. Pero ete aquí que en una misma semana los tres deseos me dieron noticias. El mío, como ya dije va bien. Los otros dos, flaquearon un poco.

Siempre que miro mi cinta pienso en los deseos. y a veces toco los nudos para de alguna manera simbolizar el pase de energía. De mi para esos deseos, para esos nudos...



Esto de escribir lo que pienso o pensar porque estoy escribiendo...



martes, 14 de junio de 2016

Ella

     Ella estaba ahí sentada, mirándome, con sus ojos perdidos en el abismo más profundo. Lejana, me miraba sin entender, y yo sentía, sentía esa mirada fría en mi ser. Sentía su abismo. Pero no logro - ni por favor quiero - comprender esa sensación, esa emoción desbordaba pero sujeta a ella. Quisiera revocarle esos sentimientos porque el solo hecho de sentirla me da escalofríos. 

     El sol brilla a pesar de todo. Y nos indica que hay que seguir, y vamos. Ahí estamos, siguiendo, caminando hacia adelante. Con todo adentro y lo que sacaste para mí. Con sensaciones, energías y latidos latentes. 


     Ella mira sin mirar y sigue...

lunes, 6 de junio de 2016

Hasta que se convierta en Mito

     La noche caía como sin más, sin nada. Era inevitable su rumbo. Pasaba. No había manera de detener el tiempo, de retroceder, de querer que tarde más. El tiempo pasaba y nada. Comenzaba, de a poco, a sentirse la penumbra, las desiertas calles, los fríos ruidos, los pájaros mudos. Y allí te oí, en esa soledad que estaba vacía, carente de voz, tu vos sonó. Tu vos dijo mientras que tu voz callaba y se iba perdiendo lentamente, haciendo ecos en la paredes blanquecinas con olor a gris. Desperté quizá con tu ausencia tanto de voz como de vos, sin querer. Y añorándote te fui viendo rebotar de aquí para allá y de allá para allá y cada vez que miraba, un poco más lejos estabas, más distante, Tanto que ya no sé si creerte, si estas, si sos o fuiste. 

     Las horas pasan como tienen que pasar y yo paso. Me acuerdo de algo pero no sé exactamente de qué. Pareciera que quiero acordarme. Hay un cambió que me mira, que espera verme y sentirme otra vez.