lunes, 6 de junio de 2016

Hasta que se convierta en Mito

     La noche caía como sin más, sin nada. Era inevitable su rumbo. Pasaba. No había manera de detener el tiempo, de retroceder, de querer que tarde más. El tiempo pasaba y nada. Comenzaba, de a poco, a sentirse la penumbra, las desiertas calles, los fríos ruidos, los pájaros mudos. Y allí te oí, en esa soledad que estaba vacía, carente de voz, tu vos sonó. Tu vos dijo mientras que tu voz callaba y se iba perdiendo lentamente, haciendo ecos en la paredes blanquecinas con olor a gris. Desperté quizá con tu ausencia tanto de voz como de vos, sin querer. Y añorándote te fui viendo rebotar de aquí para allá y de allá para allá y cada vez que miraba, un poco más lejos estabas, más distante, Tanto que ya no sé si creerte, si estas, si sos o fuiste. 

     Las horas pasan como tienen que pasar y yo paso. Me acuerdo de algo pero no sé exactamente de qué. Pareciera que quiero acordarme. Hay un cambió que me mira, que espera verme y sentirme otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario