Ubiquémonos, o ubico-me: acá estoy,
sentada en mi oficina, en el subsuelo de la calle del microcentro de esta gran
ciudad. Creo que lo que suena de fondo es marcha o algún remix que alguno
estará escuchando - y haciéndome escuchar - en la otra oficina. Yo en silencio
(sin contar ese ruido de fondo) puesto que ya todos se fueron, al frente de los
apuntes de las materias que rindo hoy y que nunca antes estudié...
Con ganas de insertar
estos nuevos conocimientos en mi cabeza, con una especié de chip al estilo
"Matrix". Y ya que estamos, un dispositivo para la memoria, la concentración
y algún conjuro mágico para acallar esa música que suena atrás.
Estoy feliz y entusiasmada
por mis decisiones. Aquellas que este año tomé y además realicé. Porque no es
lo mismo decir que hacer. Decir ya es hacer algo pero debe haber una acción más
para corroborar esa otra acción. Para concretarla. Porque muchas veces las
enuncié y después quedaron en el olvido (o en el recuerdo). Así que hoy puedo
afirmarlo.
Tengo en la muñeca
izquierda una cinta roja que me regalaron con la consigna de pedir tres deseos.
Un deseo, un nudo. Y luego sellarlo con esmalte o fuego para que no se suelte.
Así que tengo tres nudos de deseos en mi muñeca, que liberé al cosmos para que
se realicen.
Ahora bien: nudos,
liberar...estos nudos ¿están sujetos a la espera de poder liberarse? Anudándolos
¿los libero? ¿Debo cortar la cinta para que se liberen? ¿Debo usar esos nudos
como un rosario para acordarme de ellos y con el pensamiento avocar su
realización?
Nudos y libertad...
Estos nudos están
relacionados y condicionados. En el lugar y espacios dados, me sentí en la
obligación de solicitar un deseo por las condiciones en que me encontraba. A
pesar de esa condición, nadie podría entrar en mi mente para ordenarme que
piense algo en concreto. Además ¿quién se enteraría? ¿O me intimidan con tanta
facilidad como para que influyan de tal manera en mí? Muchas preguntas pero
tengo la respuesta: existiendo el condicional quise solicitar ese deseo de
igual modo. Ese deseo me llevó a pedir por el otro, que tenía que ver
pero no tanto y finalmente un último deseo se suscitó en mí.
Quisiera saber si
decirlos, para liberarlos y que así, vayan al cosmos a nutrirse de la energía
necesaria para retornar a sus respectivos lugares cumpliendo la necesidad
solicitada. Si yo los libero, es decir, contarlos, la gente que los capte, que
los reciba, aportará, seguro, un poco de su energía para hacerlos cumplir. Diciéndolo
en otras palabras: crear una "cadena de oración" (La iglesia se ha
hecho de conceptos importantes. Pero no quiero hablar de religiones.) No hablo
de rezarle a dios, sino de evocar energías cósmicas y pasar nuestras propias energías
a esos deseos.
Sólo un deseo de los que pedí es para mí. Y lo considero
medio pavote. Pero ningún sentimiento de necesidad es vano. Fue concreto pero después
lo amplié. O lo traducía. Porque por ejemplo es sencillo querer un helado. La
tarea es encontrar la manera de conseguirlo: conseguir el dinero, trasladarme
para conseguir el helado, solicitarlo y finalmente, tener el helado (esta es
una posible vía). Y yo pedí eso, sabiduría en el camino para conseguir lo que
realmente quiero. El camino a transitar, el modo en que llegaría al logro del
objetivo final. Y la verdad es que va bien. Pero ete aquí que en una misma
semana los tres deseos me dieron noticias. El mío, como ya dije va bien. Los
otros dos, flaquearon un poco.
Siempre que miro mi cinta pienso en los deseos. y a veces toco los
nudos para de alguna manera simbolizar el pase de energía. De mi para esos
deseos, para esos nudos...
Esto de escribir lo que pienso o pensar porque estoy escribiendo...
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