viernes, 24 de junio de 2016

Escribir lo que pienso o pensar porque estoy escribiendo

     Ubiquémonos, o ubico-me: acá estoy, sentada en mi oficina, en el subsuelo de la calle del microcentro de esta gran ciudad. Creo que lo que suena de fondo es marcha o algún remix que alguno estará escuchando - y haciéndome escuchar - en la otra oficina. Yo en silencio (sin contar ese ruido de fondo) puesto que ya todos se fueron, al frente de los apuntes de las materias que rindo hoy y que nunca antes estudié...
Con ganas de insertar estos nuevos conocimientos en mi cabeza, con una especié de chip al estilo "Matrix". Y ya que estamos, un dispositivo para la memoria, la concentración y algún conjuro mágico para acallar esa música que suena atrás.

Estoy feliz y entusiasmada por mis decisiones. Aquellas que este año tomé y además realicé. Porque no es lo mismo decir que hacer. Decir ya es hacer algo pero debe haber una acción más para corroborar esa otra acción. Para concretarla. Porque muchas veces las enuncié y después quedaron en el olvido (o en el recuerdo). Así que hoy puedo afirmarlo. 

Tengo en la muñeca izquierda una cinta roja que me regalaron con la consigna de pedir tres deseos. Un deseo, un nudo. Y luego sellarlo con esmalte o fuego para que no se suelte. Así que tengo tres nudos de deseos en mi muñeca, que liberé al cosmos para que se realicen.
Ahora bien: nudos, liberar...estos nudos ¿están sujetos a la espera de poder liberarse? Anudándolos ¿los libero? ¿Debo cortar la cinta para que se liberen? ¿Debo usar esos nudos como un rosario para acordarme de ellos y con el pensamiento avocar su realización?
Nudos y libertad...

Estos nudos están relacionados y condicionados. En el lugar y espacios dados, me sentí en la obligación de solicitar un deseo por las condiciones en que me encontraba. A pesar de esa condición, nadie podría entrar en mi mente para ordenarme que piense algo en concreto. Además ¿quién se enteraría? ¿O me intimidan con tanta facilidad como para que influyan de tal manera en mí? Muchas preguntas pero tengo la respuesta: existiendo el condicional quise solicitar ese deseo de igual modo.  Ese deseo me llevó a pedir por el otro, que tenía que ver pero no tanto y finalmente un último deseo se suscitó en mí. 
Quisiera saber si decirlos, para liberarlos y que así, vayan al cosmos a nutrirse de la energía necesaria para retornar a sus respectivos lugares cumpliendo la necesidad solicitada. Si yo los libero, es decir, contarlos, la gente que los capte, que los reciba, aportará, seguro, un poco de su energía para hacerlos cumplir. Diciéndolo en otras palabras: crear una "cadena de oración" (La iglesia se ha hecho de conceptos importantes. Pero no quiero hablar de religiones.) No hablo de rezarle a dios, sino de evocar energías cósmicas y pasar nuestras propias energías a esos deseos.

 Sólo un deseo de los que pedí es para mí. Y lo considero medio pavote. Pero ningún sentimiento de necesidad es vano. Fue concreto pero después lo amplié. O lo traducía. Porque por ejemplo es sencillo querer un helado. La tarea es encontrar la manera de conseguirlo: conseguir el dinero, trasladarme para conseguir el helado, solicitarlo y finalmente, tener el helado (esta es una posible vía). Y yo pedí eso, sabiduría en el camino para conseguir lo que realmente quiero. El camino a transitar, el modo en que llegaría al logro del objetivo final. Y la verdad es que va bien. Pero ete aquí que en una misma semana los tres deseos me dieron noticias. El mío, como ya dije va bien. Los otros dos, flaquearon un poco.

Siempre que miro mi cinta pienso en los deseos. y a veces toco los nudos para de alguna manera simbolizar el pase de energía. De mi para esos deseos, para esos nudos...



Esto de escribir lo que pienso o pensar porque estoy escribiendo...



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