http://www.youtube.com/watch?v=oxHnRfhDmrk
Vincent no estaba solo, Vincent no
era el único. No en ello.
Acaso cada uno de nosotros no
trae a cuestas sus penas...
Su locura, su mal...
Todos tenemos esa locura frágil,
que derrumba, a veces, en momentos y formas in-oportunas.
Aires.
Esas brisas que desbordan dentro
del cuerpo y nos hacen tiritar. Esos nudos...
Él acostumbró, meció y anidó sus
nudos.
Alma de arte. Artista. Cuándo hay
mucho para expresar y se tiene habilidad para mostrar. Uno genera... arte...y...
¿desarrolla emoción a viva piel?
Y su furia tenía el motivo del
arte. Plagó de sensaciones sus cuadros. Sus grises, sus claros, sus oscuros,
sus colores. ¡Cuántas cosas mostró! Y sació su dolor, aunque sea un poco, a
través de su arte.
Artista. Loco artista. Eras tu
sombra. Y quién no tiene un poco de sombra!
Esa sombra que nos nubla.
A veces esta sombra envuelve, tan
dulce y fuerte como una boa constrictor.
Oh Vincent, dejaste que te
atrapara. Y allí surgió tu luz. Aquella que llegamos a ver luego del abrazo
final. Y nos enseñaste con tu arte. Tu arte en pintura, tu arte en palabras. Tu
arte en emociones, sentimientos. Con tu vida.
Vincent, no eras único...éramos
todos...
Todos con un pedacito de oreja
del cuál deshacernos.
Y no te bastó. Querías más,
necesitabas más. Querías ser y lo fuiste. Te fuiste pero renaciste. Tu vida
dejó de pintar pero se inmortalizó. Y aquí estas con nosotros,
compartiéndote.
Oh Vincent! ¡Cuánto de tu arte se
refleja en nosotros!
Eras sombra...y todos tenemos sombra.