Esta
intermitencia...este correr asiduo que abruptamente se para a contemplar la
bruma. Si la bruma, aquella que desde atrás se posiciona adelante y se hace
contemplar. Te envuelve risueña y contigo va hacia allá, hacia donde tú vas. Con
los sueños al hombro. Y juntos salen a andar la vida. Y cuando la bruma
finalmente se disipa, allí todo lo ves, el camino que has recorrido, lleno de
aberrantes bestias invisibles dentro de la materia higroscópica, allí ves el etéreo
lago al flanco del sendero. Vuelta la vista
al horizonte por delante, descubres el glorioso atardecer infinito que algún día
ocurrirá, entre risas y campanas, entre miradas y lecturas.
A veces quisiera parecer cantar, pero
grita. Otras veces canta tan dulcemente que los helechos se elevan al sol. A
veces muda, a veces verborragia pero siempre mágica. No vale la forma sino lo
que es en sí: Magia. Es simplemente eso, andar en la bruma viendo y dejando de
ver, envuelta en la benevolencia de una magia intermitente.
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