viernes, 9 de agosto de 2013

Cuore



                    Palpita aquí tu corazón. En mí. Y distribuyes mi tinta por los caminos de mi cuerpo. Te sobresaltas y doy un salto. Siento esa agitación, tu agitación que me hace sudar la gota viva. Y vivo. Vivo de tu motor, de tu energía. Y tú vives en mí, por mí, conmigo. Somos uno. Vemos aquellos árboles danzar tiernamente al compás del viento mecedor con las calidas brisas de tierra pasearse por el aire, como si fueran gotas de roció, mientras que vemos esos árboles agitarse por el sopor del viento arrasador, que mueve violentamente todo a su paso, como la tierra que se mete por nuestros poros. Y corremos tomados de la mano mientras mis pies sienten el peso del cuerpo rebotar sobre la acera y tú sientes el galope con fuerza y rapidez. Sentimos la digestión con pesadez, sentimos el sueño con apacibilidad. Somos eso, los dos. Porque compartimos la experiencia, y latimos juntos. Uno sin el otro no podría ser. Somos uno, nos ayudamos, nos empujamos a la vida. Caminamos, trotamos, corremos, sentimos. Aire, viento y ráfaga. Al son del tambor que produce el corazón, sentimos. Tú tocas esa melodía y yo danzo al compás. Suena, suena ese corazón en mí. Ese corazón tuyo, ese corazón mío…ese corazón nuestro. Mi vida es tu vida, y tu vida es mi vida. Porque sin tu vida mi vida no sería vida. Y tu vida vive en mí. Vivimos a la par.

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