viernes, 16 de agosto de 2013

Rumbo al Océano


                   Rumbo al océano. Me adentro a la mar junto a los peces que nadan hacia adentro. Más y más adentro del mar. Recorren seguros su camino. Y me mimetizo con ellos. Me convierto en pez. Me metamorfoseo en animal. Surgen aletas, cavidades respiratorias, ojos saltones, escamas. Siento mi cuerpo cambiar. Respiro en el mar, respiro mar. Y me sumerjo.

                    Gran mundo acuático, lleno de vida, vidas raras, ajenas, desconocidas y bellos tonos, bellas imágenes. Mar. Mi cuerpo nada ágilmente, deja sentir el agua sobre su piel. Recorremos. Aguas cálidas y sabrosas. Tan gentiles y delicadas gotas saladas. Y vuelvo a la superficie, salgo, de un gran salto, y sigo navegando en el aire, perdiéndome entre las nubes. Esas nubes con gusto a mucho, con sabor a todo. Y me cantan. Y me encanta. Vuelo con las águilas desenfrenadas. Soy un pez entre ellas. Volamos. Abajo, a lo lejos, apenas un puntito, estoy yo. Recostada en la reposera bajo el sol. A punto de caer, un libro en la mano. Me lanzo hacia mí. Caigo en maravillosa picada. Me acerco más y más a mí. Impacto directamente en mi frente. El libro cae. Sobresalto. Abro los ojos. Me despierto.    

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