Y un día la vas a
dejar ir…lenta, apacible, risueña.
Y se irá contenta
revoloteando por doquier, mirando al horizonte,
Tranquila, rebosante
de alegría.
Y cantarán los pájaros
que alguna vez gorgojearon canciones impuras convirtiendo sus melodías en
serenas baladas.
Y un día la vas a
dejar ir… trémula, la veras ir, despacito por los lados casi atónita de tanta
libertad, de tanta responsabilidad y de tanta ligereza. Surcarás tus miradas para
ofrecerle espacio, esperarás allí, viéndola partir hasta perderse de amor en el
horizonte.
Y un día la vas a
dejar ir…vivirán eternas y felices, quietas y serenas. Y podrán pertenecerse y
estar a la par a la distancia.
Será como un tesoro preciado,
premiado. Regirán las leyes de la nada
y la nada misma
resurgirá.
No volverán a verse, jamás,
pero en lo profundo serán inmensamente inseparables y estarán ahí, en ese lugar
que ninguna está, pero que ambas comparten. Ahí. En el preciso lugar en que requerirán
de la otra.
Y un día la vas a
dejar ir…
Y un día la vas a
dejar ir…
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